Esto es lo que pasará cuando 30 mil millones de dispositivos se conecten a Internet

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El Internet de las cosas (IoT) está llegando a todos lados, desde los hogares hasta las empresas, y cambiando estilos de vida y productividad. Los científicos acaban de abrir las puertas al Internet de las nanocosas (IoNT), donde la medicina y la manufactura de medicamentos son solo el comienzo.

El Internet de las cosas, que construye microsensores no extensivos y microprocesadores emparejados con pequeñas fuentes de poder y antenas inalámbricas, está expandiendo rápidamente el universo en línea desde computadoras y artefactos móviles hasta piezas ordinarias del mundo físico: termostatos, coches, cerraduras de puertas, incluso rastreadores de mascotas. Los nuevos dispositivos de IoT se anuncian casi diario y los analistas esperan llegar a tener 30 mil millones en línea para el 2020.

La explosión de artículos conectados, especialmente aquellos que son monitoreados y controlados por sistemas de inteligencia artificial, pueden dotar a las cosas ordinarias de capacidades increíbles: una casa que desbloquea la puerta principal cuando reconoce a su dueño llegando a casa del trabajo, por ejemplo, o un monitor implantado en el corazón que llame al médico si muestra señales de deterioro. Pero el verdadero Big Bang en el universo en línea está por venir.

Algunos de los nanosensores más avanzados hasta la fecha han sido elaborados usando las herramientas de la biología sintética para modificar organismos unicelulares como bacterias. La meta es construir biocomputadoras simples y modernas, que usan ADN y proteínas para reconocer objetos químicos específicos, almacenar algunos bits de información y después reportar su estatus cambiando de color o emitiendo alguna señal fácilmente detectable.

Por ser tan pequeños, los nanosensores pueden recolectar información de millones de puntos diferentes. Y entonces integrar los datos para generar mapas increíblemente detallados que muestran los más mínimos cambios de luz, vibración, corrientes eléctricas, campos magnéticos, concentraciones químicas y otras condiciones ambientales.

La transición de nanosensores inteligentes a IoNT parece inevitable, sin embargo, se tendrán que superar grandes desafíos. Una traba técnica es integrar todos los componentes necesarios para que un nanodispositivos auto alimentado pueda detectar un cambio y transmitir una señal a la red. Otros obstáculos incluyen polémicas cuestiones de privacidad y seguridad. Cualquier nanodispositivo que se introduzca en el cuerpo, deliberadamente o no, podría ser tóxico o provocar reacciones inmunes. La tecnología también podría posibilitar la vigilancia no deseada. Las aplicaciones iniciales deberían ser capaces de evitar las situaciones más irritantes incrustando los nanosensores en organismos más simples y menos riesgosos, tales como plantas y microorganismos no infecciosos utilizados en el procesamiento industrial.

Cuando llegue, la IoNT podría aportar fotografías de nuestras ciudades, hogares, fábricas (incluso de nuestro cuerpo) mucho más detalladas, económicas y actualizadas. Los semáforos actuales, portátiles o cámaras de vigilancia se están conectando a Internet. Lo que sigue: mil millones de nanosensores obteniendo enormes cantidades de información en tiempo real y subiéndola a la nube.


Fuente: GE Reports LATAM

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