Los Juegos Olímpicos y la tecnología: historia de un feliz y largo romance

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  • La tecnología y los Juegos se han desarrollado de forma paralela, dejando varios momentos para la historia entrelazada de ambas.

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Desde el inicio de los Juegos Olímpicos modernos, en 1896, la tecnología y esta competición han vivido un largo romance que les ha permitido crecer apoyándose mutuamente. En algunos casos, las innovaciones externas procedentes de otros campos se aplicaron a los Juegos con el objetivo de perfeccionar técnicas y pruebas. En otros, los mecanismos concebidos especialmente para este campeonato dieron su salto a la vida diaria, convirtiéndose en habituales.

“Ha habido un mecanismo de retroalimentación. Los Juegos se han nutrido de las tecnologías ambiente y en muchos casos ha habido un aprovechamiento de algo ya desarrollado o bien un refinamiento o una puesta a punto con motivo de la competición”, explica a Teknautas Javier Ordóñez, Catedrático en Lógica y Filosofía de la Ciencia en la Universidad Autónoma de Madrid.

Hacer un repaso por la historia de la tecnología de los Juegos es revisar innovaciones ya asentadas cuya introducción ha supuesto un gran cambio para la sociedad y para el ámbito de los deportes. La ‘foto finish’, con la que espectadores y jueces comprueban victorias ajustadas, se inventó, en realidad, para las carreras de caballos. “Ahí había mucho dinero en juego y la gente quería saber qué caballo había ganado. Además, se nutrió de la experiencia cinematográfica: lo que se hacía era grabarlo, revelarlo y ver con una lupa cuál era la cabeza del caballo que había superado antes la línea”.

En algunos casos la foto finish no es necesaria para comprobar quién es el ganador. (Father of Spider Cat)
En algunos casos la foto finish no es necesaria para comprobar quién es el ganador. (Father of Spider Cat)

Técnica perfeccionada con el tiempo y a veces fuente de imágenes históricas —como todas aquellas en las que Usain Bolt traspasa la línearompiendo un récord—, ahora se puede observar la llegada de los atletas fotograma a fotograma. No obstante, la captura decisiva sigue manteniendo exactamente el mismo espíritu que esos vídeos realizados con el objetivo de comprobar qué corcel había llegado primero.

A pesar de la importancia de esta tecnología, probablemente el invento más relevante para la competición fuera la medición automática del tiempo. “Ahí sí que verdaderamente ha habido un gran avance”, concreta el catedrático. Anteriormente, cuando un juez daba la salida a muchos atletas se ponía en marcha un cronómetro, que solía ser el reloj del juez, que disparaba y se fijaba en cuál era el punto cero. A pesar de que estos dispositivos eran muy exactos para los estándares de la época, se trataba de un procedimiento manual con sus consecuentes fallos.

El procedimiento automático de medición del tiempo comenzó en los Juegos de Los Ángeles, en 1932

Poco a poco, y con el objetivo concreto de los Juegos Olímpicos, se fueron desarrollando sistemas de relojería cada más más sofisticados. “Las casas fabricantes de relojes estaban muy orgullosas de ser los medidores oficiales del tiempo en las Olimpiadas y cada vez creaban cronómetros más refinados”, especifica el experto.

Ordóñez indica que el procedimiento automático de medición del tiempo comenzó en las Olimpiadas de Los Ángeles, en 1932. Sin embargo, los sistemas manuales y los automáticos coexistieron hasta 1964. El reloj de cuarzo de Omega, introducido en Helsinki en 1952, fue uno de los grandes avances en el campo. En este caso, la tecnología se hizo tan popular que, partiendo de los Juegos, llegó a colonizar nuestras muñecas.

La medición del tiempo permite que disciplinas como la natación o el atletismo sean tan precisas a la hora de calcular los récords. (Reuters)
La medición del tiempo permite que disciplinas como la natación o el atletismo sean tan precisas a la hora de calcular los récords. (Reuters)

Gracias a las Olimpiadas y a su avance en el conteo del tiempo, las marcas se miden en centésimas y milésimas de segundo. Aunque otros campos han contribuido al refinamiento del proceso de medición, los Juegos son “lo más terrestre” con una influencia tan marcada.

“No es que inventaran un reloj, es que idearon un sistema de medición de tiempo y esto sí salta a la vida cotidiana, porque está totalmente determinada por procesos cronométricos”, explica Ordóñez.

El experto afirma que la medición de procesos en el laboratorio, el control de los aviones y los trenes e incluso nuestros móviles y ordenadores se han visto influidos por el desarrollo de estos sistemas en un principio destinados a los Juegos. “Somos unos esclavos del tiempo”, asevera.

La llegada de la tele

La primera vez que la televisión desembarcó en los Juegos fue en las Olimpiadas de Berlín, cuando el régimen de Hitler, fuertemente anclado en la propaganda, realizó una retransmisión de las pruebas en grandes pantallas que se colocaron en la capital alemana. Más allá de la entrada en la historia de las telecomunicaciones —fue el primer acontecimiento deportivo en aparecer en una pantalla—, el alcance fue limitado y no sería hasta los Juegos de Londres, en 1948, cuando la competición se colaría en algunos hogares británicos.

“Sin embargo, aún entonces, fue completamente epidérmico porque nadie tenía televisores. Siguió dominando el mismo medio que lo hacía desde el año 24, la radio, que era el procedimiento habitual por el que la gente se enteraba de lo que ocurría en los Juegos”. Solo después de Londres se empezaría a popularizar la caja tonta y en las Olimpiadas del 52 el consumo del televisor ya sería mucho más masivo. En los Juegos Olímpicos de Roma en 1960, la mayoría del continente pudo recibir señal en directo.

Cámara de televisión en los Juegos de Verano de Berlín, 1936. (Wikimedia)
Cámara de televisión en los Juegos de Verano de Berlín, 1936. (Wikimedia)

De regreso temporal a las Olimpiadas de Berlín se localiza otra innovación que, con los años, se popularizó fuera del entorno de los Juegos —y de la propaganda—. Leni Riefenstahl, encargada del documental sobre las Olimpiadas celebradas en suelo germano, construyó un sistema de rieles y de cámaras monitorizadas que podían subir y bajar y que acabarían siendo en un recurso muy común en cualquier producción cinematográfica.

“Evidentemente, los individuos que hacían cine ya sabían los que era una grúa o un contrapicado”, puntualiza Ordóñez. Sin embargo, en su opinión, la cineasta, denostada con el paso de los años debido a su supuesta filiación nazi, realizó una producción técnica sin precedentes que ha influido en la historia audiovisual y que marcó un nuevo camino en el empleo de la tecnología en el campo.

El viaje a los Juegos

Los propios medios de transporte y su desarrollo también guardan relación con los Juegos. “Hay un proceso social complejo y evolutivo detrás de las grandes innovaciones. Las olimpiadas nacen en la época de las exposiciones universales, acontecimientos sociales de primer orden que habían generado sistemas de transporte propios como el ferrocarril. Junto al barco, este fue el medio de transporte que se usó para los juegos hasta la Primera Guerra Mundial”, explica Ordóñez.

Más tarde llegaría la época de la aviación que, una vez más, se colaría en la competición de Berlín gracias a una exhibición que ayudó a popularizar la idea de este transporte aéreo. Otro de los medios de traslado relacionados con la competición sería el tren bala que, diseñado en 1943, cuando Japón todavía estaba en guerra, no se inauguró hasta las Olimpiadas de Tokio en 1964. “Fue el gran éxito de los Juegos. Transportaba gente desde Osaka a Tokio en unas velocidades increíbles para la época”, explica Ordóñez.

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El tren bala se inauguró en los Juegos Olímpicos de Tokio. (Wikimedia)

Tecnología GPS para seguir con exactitud el desarrollo de pruebas como el remo, retransmisión de imágenes en realidad virtual y cámaras de alta resolución cargadas por globos capaces de grabar áreas extensas al detalle —y que en un principio fueron desarrolladas para el ejército de Estados Unidos— son algunas de las novedades que aterrizan en esta edición en Río de Janeiro.

Con estos y con otros sistemas, la historia del vínculo entre innovación y Juegos continuará sumando nuevas entregas. Sin embargo, queda la incógnita de si estas tecnologías llegarán para quedarse y supondrán una auténtica revolución, capaz de producir un cambio relevante en la historia de la tecnología, de la competición o incluso, y como ha sucedido en otras ocasiones, de la propia sociedad.

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