Bajo la selva Amazónica de Ecuador hay petróleo. Fue en la década de los años 70 cuando se descubrió su existencia y comenzaba la extracción. En la actualidad, el 30% de la Amazonía está incluido en bloques petroleros que han sido concesionados a empresas petrolíferas, siendo Ecuador el país con más superficie explotada para la extracción de crudo de todos los países amazónicos, pese a ser uno de los más pequeños de la zona.
Sin embargo, el 30% parece haberse quedado corto. En septiembre de 2015 el presidente de Ecuador, Rafael Correa, admitía por primera vez que el crecimiento del país comenzaba a estancarse e, incluso, podría decrecer en los meses siguientes. La caída del precio del petróleo era la culpable. El país, cuya economía depende de la producción de petróleo, recortaba su presupuesto en 2.000 millones de dólares por culpa de la bajada del crudo y había que buscar alguna solución.
El Gobierno ecuatoriano ya ha movido ficha económica. Ahora tiene planes de extender la cobertura de los campos de petróleo en otro 30% de la Amazonía, por lo que si la subasta que se ha abierto consigue asignar los nuevos bloques en oferta, sumando los distintos porcentajes casi un 70% en la zona ecuatoriana estará concesionado a la industria petrolera en los próximos años.
El nuevo estudio advierte del peligro que para la Amazonía puede suponer esta ampliación en la extracción de petróleo y propone algunas alternativas de conservación
Un estudio internacional en el que participan los investigadores españoles del Real Jardín Botánico-CSIC Jesús Muñoz y Javier Fajardo, que acaba de ser publicado en la revista científica Ecology and Evolution, advierte del peligro que para la Amazonía puede suponer esta ampliación en la extracción de petróleo y propone algunas alternativas de conservación para evitar futuros desastres ecológicos irremediables.
Más de 740 especies en peligro con el nuevo esquema de explotación
“Al menos 25 ecosistemas y 745 especies únicas e insustituibles están en peligro con el nuevo esquema de explotación petrolífera que se propone en el sur de la Amazonía, una región especialmente vulnerable a la pérdida de biodiversidad, y cuya cobertura de protección es insuficiente para afrontar nuevas extracciones de petróleo”, señala Jesús Muñoz, uno de los firmantes del artículo y actual director del Real Jardín Botánico de Madrid. “Por tanto, su preservación se convierte en esencial para mejorar la protección de la biodiversidad amazónica en Ecuador”, añade.
El gobierno del Presidente Correa, consciente de la importancia ecológica de algunas de las zonas más biodiversas de Ecuador, que coinciden con bloques petroleros, lanzó en 2007 la Iniciativa Yasuní-ITT. Su objetivo era promover un modelo de desarrollo diferente al que solo considera la explotación no sostenible de recursos. En concreto, la iniciativa proponía dejar de explotar determinados bloques petrolíferos recibiendo contraprestaciones económicas de la comunidad internacional vinculada al mercado de carbono. Lamentablemente, el proyecto no tuvo el eco internacional necesario y Ecuador la dio por terminada en 2013.
El historial de explotación de petróleo en la Amazonía está manchado por numerosos desastres ambientales y sociales en zonas donde viven numerosos pueblos indígenas, algunos de los cuales, denominados ‘pueblos en aislamiento voluntario’, no han contactado nunca con la sociedad occidental. Por ejemplo, en julio de 2014 se produjo en la zona de la Amazonía ecuatoriana un derrame de petróleo que afectó al Lago Agriío. Se recolectaron unos 1.700 barriles.
El historial de explotación de petróleo en la Amazonía está manchado por numerosos desastres ambientales y sociales en zonas donde viven numerosos pueblos indígenas
En enero de este año y en otro punto, en la región Amazonas de Perú, se producía el derramamiento de unos 2.000 barriles en el río Chiriaco, afluente del Marañón. En ambos casos, además del desastre ecológico, los pueblos indígenas de las respectivas zonas vieron como su principal fuente de agua se contaminaba.
Mejorar la tecnología actual para reducir el impacto ambiental
En este contexto, y con estos antecedentes, en el trabajo se exploran alternativas de conservación para la Amazonía ecuatoriana. “En nuestras conclusiones ponemos el acento en que la ampliación del mapa petrolífero pone en serio compromiso una parte importante de la biodiversidad amazónica”, dice Javier Fajardo.
Como sugerencias para su salvaguardia, los científicos proponen aumentar el nivel de protección de determinadas áreas claves por su composición biológica, y ofrecer una categorización de los bloques petroleros en base a su importancia para la conservación. “En el estudio resaltamos la necesidad de utilizar tecnología punta en la extracción del petróleo para reducir los impactos ambientales”, explica Fajardo.
El trabajo, que junto a los investigadores españoles también firman Janeth Lessmann, del departamento de Ecología de la Facultad de Ciencias Biológicas de la Universidad Católica de Chile, y Elisa Bonaccorso, de la Universidad Tecnológica Indoamérica de Ecuador, presenta una visión actualizada del mapa petrolero de la Amazonía y una perspectiva de futuro partiendo del aumento de extracción de petróleo que no solo afectará a Ecuador, el país en el que se centra este estudio, sino también a otros países como Colombia, Perú o Bolivia.
Según los científicos, el Gobierno de Ecuador debe encontrar soluciones para satisfacer las necesidades económicas del país, pero no por ello permitir una extracción incontrolada en zonas protegidas y afectar a las comunidades indígenas. El equipo recuerda que, mientras el precio del petróleo disminuye de manera notable, el impacto ambiental en zonas sensibles aumenta de forma alarmante al mismo ritmo.
Referencia bibliográfica:
Janeth Lessmann, Javier Fajardo, Jesús Muñoz y Elisa Bonaccorso. 2016. “Large expansion of oil industry in the Ecuadorian Amazon: biodiversity vulnerabiliy and conservation alternatives” Ecology and Evolution. doi: 10.1002/ece3.2099
Fuente: Agencia SINC