Por GE Look Ahead
La tecnología de impresión 3D sigue creciendo a pasos agigantados. Los profesionales médicos, en particular, se han apresurado a adoptar la tecnología, ya que reduce los costes y mejora la atención.
Muchos ya están familiarizados con implantes o prótesis impresas en 3D, dos de las primeras disciplinas médicas que adoptaron la tecnología. Menos conocido, pero igualmente importante, es el impacto de impresión en 3D en el tiempo de uso de los quirófanos. Modelos impresos en 3D hechos con imágenes de resonancia magnética como guía, por ejemplo, pueden ayudar a los cirujanos a planificar los procedimientos, disminuyendo costosos minutos de cirugía, dado que cada minuto cuesta 70 dólares, sin contar los honorarios del cirujano.
El año pasado, se utilizó esta técnica para trazar un tumor en crecimiento en el cráneo de la psicoterapeuta Pamela Scott y llevó a su neurocirujano a utilizar un procedimiento mínimamente invasivo para quitarla. Sin el modelo 3D, los cirujanos de la señora Scott habrían eliminado el tumor mediante el procedimiento convencional, una craneotomía. Su cráneo hubiera sido abierto y los médicos habrían tenido que levantar el cerebro para extirpar el tumor, un procedimiento mucho más arriesgado y más largo.
Aunque es raro, la combinación de 3D-RM no es un caso aislado: el mismo método se utilizó en Brasil hace apenas unas semanas para operar con éxito a un niño con el cráneo en trébol, un síndrome de deformación del cráneo que puede suponer riesgos para su desarrollo. Como las velocidades de impresión 3D y su precisión aumentan, el uso de modelos personalizados de pacientes 3D podría convertirse en norma en la planificación de cirugías difíciles o para explicar las enfermedades de los pacientes.
La frontera final, por supuesto, es la bioimpresión. Durante muchos años, los científicos fueron limitados al espesor y la complejidad de los tejidos vivos que podían crear porque los tejidos cultivados en laboratorio carecían de los vasos sanguíneos que se encuentran en la naturaleza.
Un nuevo método, desarrollado por un equipo del Instituto Wyss de Harvard, ahora permite que el tejido que se forme con múltiples tipos de células y una estructura vascular. “Estamos tratando de hacer frente a pieza por pieza”, dice David Kolesky, autor principal de la investigación del tejido vascular de Harvard. Kolesky señaló que los científicos ya son capaces de producir tejidos de micro-órganos, como el hígado, que se pueden utilizar para probar nuevos tratamientos farmacológicos. Esta aplicación es una buena noticia para la industria farmacéutica.
En el corto plazo, el mercado de la salud en 3D será impulsado por los implantes y las prótesis. Los implantes dentales, por ejemplo, vieron a un récord de ingresos en 2014, generando 175.3 millones de dólares, que los llevó a dominar el mercado. Si la bioimpresión se comercializa, las proyecciones a medio plazo para la industria irán de 867 millones de dólares a 6 mil millones en 2025. Si se lleva a cabo al igual que las cirugías, la industria de la salud 3D no tendrá problemas para obtener resultados impresionantes.
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