Marte: el gran reto cognitivo de la humanidad

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A r t í c u l o e x t e n s i ó n

Libro Plandemia 2030

Por: Doctor Honoris Causa Héctor Pérez, Especialista en Innovación tecnológica & Economía.

El científico ruso Vladimir Vernadsky (1863-1945), quien en su artículo La biósfera y la noósfera1 escribe: “… toda la humanidad junta representa una masa insignificante en relación con la materia del planeta. Su fuerza se deriva no de su materia, sino de su cerebro…”

En su visión, la diferencia substancial radica en el potencial cognitivo y creativo de la mente humana, ausentes en cualquier forma de la vida vegetal y animal en el planeta. En su trabajo, sobre la distinción energética material esencial entre cuerpos naturales vivos y no vivos de la biósfera, Vernadsky afirma: “vivimos en una época geológica brillante y totalmente nueva. El Hombre, por medio de su trabajo – y su relación consciente con la vida – transforma la envoltura de la Tierra, la región geológica de la vida, la biósfera. El hombre la lleva a un nuevo estado geológico: a través de su trabajo y su conciencia, la biósfera está en proceso de transición a la noósfera. El hombre crea hoy día procesos biogeoquímicos que nunca antes habían existido”.

En su libro la “Actividad geoquímica de la humanidad” Vernadsky expresaba: “En nuestra época geológica (la era psicozoica, la era de la razón) aparece un nuevo factor geoquímico de trascendencia capital… Estamos contemplando cómo la conciencia y la razón colectiva de la humanidad influyen cada vez más manifiestamente sobre los procesos geoquímicos… Anteriormente, los organismos ejercían su influjo sólo en la historia de aquellos átomos que se requerían para su crecimiento, reproducción, alimentación y respiración. El hombre amplió este círculo, incidiendo sobre los elementos necesarios para la técnica y para la creación de las formas de vida civilizadas”. (Énfasis añadido).

1 Artículo de V.I. Vernadsky publicado en la revista American Scientist, vol. 33, nº 1, enero de 1945. Tomado del libro en PDF “La Biósfera”, Editorial Fundación Argentaria.http://es.scribd.com/doc/65401759/LaBiosfera- Vladimir-Vernadsky#scribd

Las investigaciones de Vernadsky muestran que: “…En los últimos siglos la humanidad se caracteriza por su cada vez mayor influencia sobre el medio que rodea a la materia viva. Ésta, en la biósfera, es decir, en la envoltura superior de nuestro planeta, se convierte en agente, único en su género, cuyo poderío aumenta con el correr del tiempo a una velocidad cada vez mayor. Por sí sola modifica, de una forma nueva y con mayor rapidez, la estructura de las propias bases de la biósfera”. En otras palabras, cada mente humana es una fuerza creadora en potencia que puede contribuir a transformar eficientemente los ecosistemas del planeta, no como un parásito que degrada su hábitat, sino como una fuerza creadora que participa del progreso y evolución del universo. Tal como la emergencia de la vida ha transformado la geósfera, la emergencia de la cognición humana transforma la biósfera.

Las nuevas evidencias realizadas por las agencias espaciales de Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea han mostrado, sin duda alguna, que los procesos biogeoquímicos no se desarrollan de manera exclusiva en nuestro planeta, sino donde se crean las condiciones naturales o artificiales en el universo, para que la energía biogeoquímica pueda expresarse como la velocidad a la que la biósfera puede colonizarse por una especie dada. Bajo esta premisa, Vernadsky nos brinda las herramientas teóricas para realizar análisis económicos, es decir, medir la velocidad de la dinámica poblacional del Homo Sapiens para colonizar eficientemente los ecosistemas del planeta Tierra; situación que guarda una relación directa con la duración de los ciclos de generación, acumulación y transmisión de conocimiento científico y desarrollo tecnológico de una generación a otra.

En un futuro, se requiere disponer de una gran masa en cantidad y calidad de Fuerzas Productivas en el planeta Tierra para poder colonizar otros cuerpos celestes, las cuales sean el sustento noosenergético para planificar no sólo una misión a Marte, sino un programa de migración y reabastecimiento permanente de fuerzas productivas preparadas con la tecnología que les permita transformar la biósfera inhóspita del planeta rojo.

Con batallones de científicos en las diferentes áreas, podrá dirigirse un ejército de ciborgs e híbridos humanos que representen las fuerzas productivas avanzadas que puedan iniciar una transformación de los procesos geológicos y geofísicos de Marte, creando condiciones artificiales propicias para el desarrollo de ecosistemas biogeoquímicos marcianos que permitan sembrar la vida en su superficie, con especies vegetales, animales e híbridas. Las actividades económicas que sustentarán a la civilización migrante serán los bancos de especies modificadas en forma genética, los servicios de radiación bioenergética de salud, y los entornos virtuales y holográficos que ayuden a la transición psicológica que padecerán los humanos que migren de un planeta a otro.

En esencia, de la calidad de las Fuerzas Productivas que se envíen a esos planetas, ya que deberán investigar y conocer formas geológicas nuevas y adaptarlas para ser colonizadas por flora y fauna provenientes de la Tierra. Se requiere generar condiciones bioenergéticas artificiales para disponer de una capacidad mínima de carga de esos ecosistemas extraterrestres para albergar procesos biogeoquímicos que puedan sostener, en corto plazo, la descendencia del hombre y, garantizar, en el largo plazo, un hábitat artificial en espacios tridimensionales.

En el mediano y largo plazo, las fuerzas productivas migrantes deberán poder realizar una reprogramación a escala planetaria de las leyes geofísicas que rigen los ciclos planetarios y los movimientos para poder generar cambios climáticos favorables a la vida, manipulado los principios biogeoquímicos del planeta rojo.

El desarrollo de las impresiones 3D y 4D resulta estratégico porque se requiere fabricar en el sitio, prácticamente, el cien por ciento de la infraestructura requerida. El éxito de la colonización dependerá, en un primer momento, de crear un Centro de Ciencias Marcianas donde se mantenga a un grupo de investigadores de origen terrestre y a una generación de niños marcianos que propicien una sinergia

cognitiva que permita reducir al mínimo el tiempo de la transmisión del conocimiento que se realizará, prácticamente, en tiempo real de una generación a otra.

Los procesos geofísicos del nuevo hogar deberán transformase de forma artificial en una primera instancia, lo que demandará una inmensa infraestructura de impresión 4D con materiales que se adaptarán al eterno marciano y cuyas características serán poderse doblar, reparar, ensamblar, o incluso desintegrar al recibir estímulos externos.

Todos los complejos de construcciones deberán ser bioinfomateriales; es decir, podrán adquirir una nueva forma o funcionalidad con el sólo hecho de recibir una señal de radiofrecuencia o de ondas radioeléctricas. Los materiales deberán ser receptivos a la entrada de energía externa, con señales de comunicación como temperatura, luz u otros estímulos ambientales.

La impresión 4D utilizada para colonizar otros cuerpos celestes será de infoestructuras que superen las impresiones estáticas y evolucionen en impresión de objetos dinámicos que puedan cambiar de forma, color y tamaño, cuyos materiales se programen para realizar diversas funciones; la industria marciana imprimirá entonces materiales con funciones y formas programadas.

Las colonias o hábitats artificiales que se construyan fuera de la atmosfera terrestre, incluyendo todo tipo de vehículos espaciales, serán impresos en 4D para poder repararse de forma automática; las estructuras que habitarán los humanos se recrearán de forma arquitectónica, geométrica y saludablemente en función del clima espacial y los requerimientos biológicos de sus habitantes.

Toda la ropa y calzado utilizados por los viajeros será con materiales programados para preservar la salud y, ante cualquier eventualidad electromagnética, gravitatoria o geofísica, modificarán su forma, tamaño y funcionalidad. En el mediano plazo, deberá provocarse un cambio natural aplicando las leyes y principios de la evolución de la vida, pero de una manera acelerada por la inteligencia artificial del silicio (ciborg) y la energía mental del carbono (hombre).

La vida estelar e inter planetaria del hombre en el futuro es posible preverla y planificarla gracias a los descubrimientos de Vernadsky, los cuales representan el gran legado que dejó a la humanidad y su aporte a la ciencia económica para el siglo XXI.

Cada ser humano contiene un potencial cognitivo cuya energía mental se vuelve exponencial cuando coopera coordinadamente con otras unidades cognitivas con un objetivo específico.

La facultad cognitiva, monopolio divino de mente humana, nunca se encuentra en otra especie del planeta; es lo que le ha permitido alcanzar una población de más de siete mil millones de personas.

Este incremento de la especie humana en el planeta no es una simple suma aritmética. En ningún periodo de la historia documentada de la humanidad se ha tenido la cantidad de energía mental disponible en el planeta como en el siglo XXI. Si los líderes y políticos asimilaran este regalo del universo, lograrían elevar al hombre a otro escalón en la escala evolutiva del alma humana, que es una manifestación estelar en el planeta Tierra de la energía universal.

Un mejor mundo pospandemia sólo será posible si creamos un sistema económico sustentable, no por limitar las actividades humanas sino por propiciar el aumento de las capacidades cognitivas y creativas del hombre, y una organización social heterárquica donde se desarrolle y aproveche la energía mental de los más de siete mil millones de seres humanos, cuyo poder exponencial de su mente puede provocar un brinco científico y tecnológico de la humanidad para preservar y replicar, en forma artificial, la biosfera de la Tierra en cualquier otro planeta del universo.

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