Querida Nariz Roja:

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Escrito por: Adrián Hernández.

Hoy me siento profundamente conmovido al sentarme y escribir estas palabras para expresarte mi gratitud y amor. A lo largo de los años, has sido mi fiel compañera en el noble oficio de ser un “doctor de la risa” en los hospitales, llevando alegría y sonrisas a aquellos
que más lo necesitan.

Eres más que una simple nariz roja; eres el símbolo de la esperanza y el consuelo que brindamos a los pacientes en momentos difíciles.
Recuerdo claramente el día en que te conocí por primera vez. Eras solo un pequeño accesorio en mi mano, pero en ese instante supe que juntos haríamos grandes cosas. Desde ese momento, hemos compartido innumerables momentos mágicos que nunca olvidaré. Cada vez que me pongo mi bata, accesorios y te coloco en mi rostro, siento una transformación interna que me llena de energía y alegría.

Eres el catalizador de risas y sonrisas que ayudan a aliviar el dolor y el sufrimiento de los pacientes, incluso si solo es por un breve momento.

Has sido testigo de las lágrimas y risas que se han mezclado en los pasillos de los hospitales.

Has estado a mi lado cuando hemos encontrado fuerzas en nuestros corazones para animar a los más valientes. Juntos, hemos creado momentos de magia en medio de la adversidad, llevando luz a lugares oscuros y esperanza a corazones cansados.

A través de tus colores vibrantes y tu forma peculiar, has conseguido cosas que ninguna medicina o terapia podría lograr. Has sido un recordatorio constante de que la risa es una medicina poderosa que puede curar almas y sanar corazones. Cada vez que un niño o un adulto se ilumina al vernos entrar por la puerta, sé que estamos cumpliendo nuestra misión.


No puedo expresar con palabras lo agradecido que estoy por tu lealtad y compañía. Has sido un apoyo incondicional en los momentos difíciles y una fuente interminable de alegría en los momentos felices. Juntos, hemos creado recuerdos que guardaré en lo más profundo de mi corazón para siempre.


Querida Nariz Roja, gracias por ser mi compañera de risas, mi confidente y mi inspiración. Sin ti, mi camino como doctor de la risa en los hospitales no habría sido el mismo. Eres un recordatorio constante de la importancia de la empatía, el amor y la risa en nuestras vidas.

Prometo seguir llevando alegría a aquellos que más lo necesitan, en tu honor y en nombre de todos los corazones que has tocado.
Con todo mi cariño y agradecimiento, un doctor de la risa de la asociación “Cuento con tu risa A. C.”

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