Existe un relato que muestra una realidad que vivimos con respecto a la educación, que dice lo siguiente:
“Se trajo del pasado a un piloto aviador, a un médico y un profesor con el fin de realizar un comparativo de sus habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes; primero fue el piloto aviador de principios del siglo XX, se le subió a un F18 Hornet, del cual quedó impactado por su diseño aerodinámico, colores, potencia de motor, los indicadores (de los cuales no entendía nada), y la cereza del pastel… la velocidad.
Le pidieron que lo volara, para lo que respondió “no cuento con la capacidad, ni has habilidades, esta hermosa la aeronave, gracias por la invitación.
Pasaron con el médico, experimentado de la guerra de los cien años, tuvo un efecto similar, al llegar a su área médica, cuando le demostraron los aparatos de medicina nuclear (rayos X, tomografía, la parte de la Quimioterapia), intrigado con las cámaras hiperbáricas, confundido con el tema de la Telemedicina, pero inquieto con el tema de una cirugía en donde desde lo alto, veía a todo el equipo trabajar sincronizadamente, una armonía perfecta.
Le invitaron a ingresar y terminar la cirugía, para lo que respondió, “Le agradezco de antemano su invitación, la cual declino por falta de conocimientos y habilidades en estas nuevas técnicas”.
Finalmente pasó el profesor, que se trajo de principios del siglo XX, quien acompañó a una escuela, visitó el centro de computación, observó la clase de deportes; estuvo en varias sesiones en distintos grados, y también se le invitó a dar una clase, la respuesta fue increíble, “acepto”, contestó con voz firme, comenzando su cátedra, de una forma tan natural que pareciera que es de este siglo”.
Ante los avances tecnológicos, es increíble que la educación continúe bajo los mismos esquemas: salón, evaluación, tarea, en vez de salir y educar en la creatividad, ir más allá del plan de estudios, convertir una asignatura en una línea de investigación, con el fin de generar un producto.
Las habilidades, destrezas, conocimientos y actitudes, se desarrollan de una forma natural, reconociendo sus talentos para poder elegir una carrera; sin embargo, en lo correspondiente en educación superior, generar líneas de investigación doctoral, posteriormente presentarlas a la comunidad científica, elevando la creatividad, imaginación, el aprendizaje sin tanto filtro.
Poder interactuar con los docentes como colegas, rompiendo ese muro invisible el cual siempre está presente.
¿Cuánto avanzaríamos bajo este esquema de trabajo?
“¡Bienvenida la Educación con Creatividad para toda la vida”.
