¿Dónde dejamos de ser científicos?

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Dr. M. Fernando Guzmán Muñoz

Presidente de la Sociedad Latinoamericana en Ciencia y Tecnología.

Premio Jalisco 2021 en el ámbito Científico

SOLACYT

mando@solacyt.org

Todos los niños al nacer cumplen con los requisitos para ser científicos: prueban, comparan, revisan, inventan, preguntan y todo lo hacen disfrutando cada momento, entonces ¿qué pasa para que estos científicos potenciales cambien sus intereses? 

En algunos casos es la misma familia quien limita estos intereses al responder a las preguntas de los niños con un, “ahora estoy ocupado”, “después te digo”, “pregúntale a tu maestra” y varias respuestas más que, poco a poco, desmotivan al futuro científico. Esto se complica cuando las limitaciones familiares se convierten en regaños al infante que hace arte en una pared, al que prueba la longitud de un papel de baño, a quien tira agua para comparar la capacidad de los recipientes.

Quienes superan este proceso familiar tendrán en su escuela un reto tal vez mayor, con un docente que le pide hacer únicamente lo que indica, que no toca temas no incluidos en su programa educativo, que ve con malos ojos y etiqueta de indisciplinados o con déficit de atención a los alumnos que terminan rápido una actividad y buscan qué hacer.

Todo esto convierte a nuestros científicos en potencia en talentos desperdiciados, por ello la divulgación de la ciencia y la tecnología en edad temprana es tan importante y necesaria, sea a través de clubes de ciencia, de talleres extracurriculares, de concursos de ciencia y tecnología u olimpiadas del conocimiento. Estos son espacios donde convergen estudiantes con gustos similares y donde se logra potenciar y consolidar su interés pero, sobre todo, fomentar vocaciones científicas.

Se requiere más jóvenes en áreas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics), solamente el 22% de estudiantes de nivel superior en México estudian una carrera ingenieril, el déficit de ingenieros tan solo en Jalisco se estima en doce mil por año. 

Esta necesidad de ingenieros asegura a los egresados una rápida incorporación al mercado laboral, donde el sueldo promedio en áreas de sistemas ronda los cuarenta y cinco mil pesos cuando el promedio nacional es de diez mil quinientos pesos.

La divulgación de la ciencia a través del desarrollo de actividades, concursos, ferias y olimpiadas tiene como objetivo principal fomentar estas vocaciones científicas, dando un mensaje directo y presentando esta alternativa de aprendizaje y participación a los niños, ya que al igual que las actividades artísticas y deportivas, “¡La Ciencia también es un deporte!”; Un deporte para la mente, para la generación de soluciones, para aportar soluciones al entorno social.

Consolidar el interés de los estudiantes y detonar sus capacidades no es un reto fácil, pero si desde edad temprana la familia y la escuela entienden su importancia, veremos próximas generaciones más preparadas, con mayores ingresos económicos, más independientes y, por ende, una disminución de los problemas sociales que actualmente vivimos.

Sí es posible como familia, como escuela, pensar en la divulgación de la ciencia y la tecnología como herramienta para mejorar nuestra sociedad: platicando de temas de ciencia, desarrollando proyectos makers, visitando museos, planetarios y escuelas con talleres STEAM, organizando una feria científica, enseñando programación desde la primaria, desarrollando una cultura científica. ¡Se vale soñar!  

“La ciencia no está casada con la formalidad ni peleada con la creatividad” 

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