¡Gracias Carl Sagan!

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Por: Dr. J Jesús Francisco Carpio Mendoza.

Periodista y Escritor Científico.

Revista Digital de Divulgación Científica ” Tecnopia.org”.

En 1980, en nuestro país, se llevaba a cabo el X Censo de Población, un día en el cual no hubo clases o actividad laboral, la instrucción era estar atentos a la visita de los encuestadores.

Desde muy temprano, se abrió la señal del canal 5, que transmitía desde la ciudad de México, y por lo general se enlazaba con nuestra ciudad de León, Guanajuato alrededor de las 4:00 pm.

Sin embargo, ese día en particular, desde las 7:00 am, la barra de caricaturas no antes vistas, estaban en la televisión.

Fue un miércoles 4 de junio de 1980; pero muy lejos de estos lugares, se afinaban los detalles para el lanzamiento de un nuevo programa que acercaba a la ciencia con el público en general.

La fecha prevista 28 de septiembre de 1980; pero en este espacio de tiempo y espacio estaba un evento en particular, Los XXII Juegos Olímpicos efectuados en Moscú en la antigua Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas conocida como U.R.S.S.

La justa deportiva se llevó a cabo del 19 de julio al 3 de agosto, 65 naciones le dieron la espalda al país anfitrión, pero la magia de la televisión nos permitía ver al misterioso Moscú.

Llegaba el mes de septiembre y nadie se imaginaba, que, por 45 minutos, se detenía la actividad para sentarse a ver, escuchar y entrar en armonía con el Universo.

Iniciaba el programa como estreno, y la música, un piano abría el programa, la palabra COSMOS, By Carl Sagan, y el título “a la orilla del océano cósmico”; la magia comenzaba a surtir efecto, todo te atrapaba, el paisaje, acercamiento, palabras escogidas de entre muchas para impactar.

Una explicación que no aburría, su lógica perfecta, con una ejemplificación de todo lo que exponía.

De lo más simple a lo complejo; su lenguaje claro, concreto y preciso; interconectaba al espectador con el programa.

Los 45 minutos se evaporaban tras tres tandas de comerciales; la única forma de preservar a mi alcance de este gran tesoro, fue durante varias emisiones en casette.

Colocaba la grabadora cerca de la tv, nadie alrededor podía hacer ruido (tiempo después tenía ya un pequeño micrófono apuntando a la bocina, el casette nuevo, listo para guardar el programa a manera de audio, pequeño error, no apreté el botón de record, así que no grabó nada.

Así procedí con un par de capítulos, en donde se grabaron los comerciales, en otros, los comentarios que hacíamos entre cada corte, está grabada la voz de mi papá preguntando “¿ahora que estás haciendo?”, y la respuesta, “grabando un programa de televisión”; así un espectador más a la lista.

Llegamos a la fecha del 21 de diciembre de 1980, en donde se transmitió el último episodio, y con tristeza lo veía.

Con el tiempo, los casettes se fueron encintando, hacían nudo o se rompían, me servían mucho para exponer algún tema en mis clases de primaria y secundaria, desapareciendo la audioteca.

La tecnología evolucionó, llegó la videocasetera en formato beta y vhs; la serie la volvían a retransmitir hacia 1986, los sábados por la noche. Pero ahora ya vendían algunos videos de la serie, o los rentaba para un fin de semana.

Aparece posteriormente el DVD, llega el internet, YouTube, y esta serie sigue estando vigente.

El efecto se transmite de generación a generación, en cada clase que tengo con estudiantes de secundaria, bachillerato o licenciatura; el gusto por aprender de una manera fácil, sencilla e innovadora.

No conozco serie parecida a Cosmos que atrape al espectador y lo cuestione mientras la serie avanza, despertando a ese investigador inquieto, al niño que cuestiona, al soñador.

Se van generando dudas las cuales pueden ser hoy en día investigadas gracias al internet, anteriormente, éramos asiduos visitantes de las bibliotecas públicas, esperando ver con ansias el siguiente capítulo para encontrar la respuesta.

Como divulgador científico fue brillante, ya que supo presentar siempre temas no conocidos y correlacionarlos con otros más, siempre captando la atención, sin palabras rebuscadas, o términos raros sin explicar.

Todo por medio de sencillas historias, dirigidas a un público diverso, con educaciones distintas, que viven en latitudes muy distantes, cuyos trabajos son variados como las estrellas en una noche sin luna.

Hoy 20 de diciembre del 2022, son ya 26 años del inicio de un viaje personal del Dr. Carl Edward Sagan, y la música “Haven and Hell”, siguen en la memoria de muchos de nosotros, haciendo latir nuestro corazón, recordando frases de los capítulos vistos; buscando en el internet videos, el soundtrack de la serie, haciendo un viaje al pasado, recordando aquellas tardes en donde todos abordábamos el mismo barco, con dirección a la estrella más cercana, pasando por el planeta Marte, alejándonos del huracán rojo en Júpiter, pasando por esa maravilla de anillos en Saturno, y atrás de nosotros nuestro planeta que a la distancia en un “pequeño y débil punto azul”, así era “Nuestro Viaje Personal”.

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