Visita al Museo de la Educación Gabriela Mistral.

805

Claritza Arlenet Peña Zerpa.

Dra. en Ciencias de la Educación.

Universidad Católica Andrés Bello.

Profesora de la Escuela de Educación.

Email: cpenazer@ucab.edu.ve.

Venezuela.

Introducción

El veintiocho de abril visitamos el Museo de la Educación Gabriela Mistral, ubicado en Santiago en el Barrio Yungay. El recorrido virtual estuvo a cargo de la historiadora Fernanda Martínez, quien además de acercarnos a los objetos de la exposición, también nos describió usos, significaciones y contextos.

El recorrido Gabriela Mistral, una mujer a inicios del siglo XX inició con la fachada del museo, la cual corresponde a un edificio amarillo el cual fue La Escuela Normal de Niñas N.º 1 de Santiago Brígida Walker. Ya desde el año 2006 se le conoce con el nombre de Museo de la Educación Gabriela Mistral.

El barrio donde está el museo concentra un porcentaje importante de migrantes venezolanos desde el año 2012 adquiere significación, este dato es interesante destacar. Chile ha sido uno de los países sudamericanos con oleadas migratorias, en los años 1992 hasta el 2017 contó con incrementos importantes. Además, Bolivia, Colombia y Ecuador también han sumado al fenómeno migratorio en Chile.           

Gabriela Mistral, premio Nobel de Literatura en 1945, antes de ser reconocida su escritura, trabajó como maestra rural. Su obra educativa ha sido conocida por generaciones de educadores. Así, por ejemplo, en Venezuela, sus escritos fueron compartidos en revistas, una de ellas Billiken (Ver Figura 1). Precisamente, para lograr apreciar con mayor nitidez la imagen se empleó una herramienta de Inteligencia Artificial.https://bigjpg.com/

Figura 1. Oración a la Maestra. Tomado de la Revista Billiken. 1920

“¡Señor! Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe; que lleve el nombre de maestra, que Tú llevaste por la Tierra.

Dame el amor único de mi escuela; que ni la quemadura de la belleza sea capaz de robarle mi ternura de todos los instantes.

Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto. Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren. No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.

Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes. Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.

Muéstrame posible tu Evangelio en mi tiempo, para que no renuncie a la batalla de cada día y de cada hora por él.

Pon en mi escuela democrática el resplandor que se cernía sobre tu corro de niños descalzos.

Hazme fuerte, aun en mi desvalimiento de mujer, y de mujer pobre; hazme despreciadora de todo poder que no sea puro, de toda presión que no sea la de tu voluntad ardiente sobre mi vida.

¡Amigo, acompáñame! ¡Sostenme! Muchas veces no tendré sino a Ti a mi lado. Cuando mi doctrina sea más casta y más quemante mi verdad, me quedaré sin los mundanos; pero Tú me oprimirás entonces contra tu corazón, el que supo harto de soledad y desamparo. Yo no buscaré sino en tu mirada la dulzura de las aprobaciones.

Dame sencillez y dame profundidad; líbrame de ser complicada o banal en mi lección cotidiana.

Dame el levantar los ojos de mi pecho con heridas, al entrar cada mañana a mi escuela. Que no lleve a mi mesa de trabajo mis pequeños afanes materiales, mis mezquinos dolores de cada hora.

Aligérame la mano en el castigo y suavízamela más en la caricia. ¡Reprenda con dolor, para saber que he corregido amando!

Haz que haga de espíritu mi escuela de ladrillos. Le envuelva la llamarada de mi entusiasmo su atrio pobre, su sala desnuda. Mi corazón le sea más columna y mi buena voluntad más horas que las columnas y el oro de las escuelas ricas.

Y, por fin, recuérdame desde la palidez del lienzo de Velázquez, que enseñar y amar intensamente sobre la Tierra es llegar al último día con el lanzazo de Longinos en el costado ardiente de amor.”

Gabriela Mistral.

Objetos de castigo en la escuela primaria           

El espacio del mobiliario escolar resultó interesante. Encontramos significaciones sobre el castigo en el aula.

La palmeta de castigo, la cual era de madera y estaba provista de un mango y una base con pequeños círculos, concentraba según el diseño, el impacto del golpe. Con ella se golpeaba las manos de los alumnos “holgazanes”. Una forma de traducción de: “la letra con sangre entra”.

Pueden detallar a través de una fotografía en la web.

Aquí les compartimos el link: https://www.museodelaeducacion.gob.cl/galeria/mobiliario-y-material-escolar-el-patrimonio-de-lo-cotidiano

En revistas como El cojo ilustrado de Venezuela encontramos algunos escritos sobre el castigo como una forma de poder la cual replica una relación esclavizante. También generaciones de abuelos y padres en Venezuela eran castigadas con las reglas (objeto usado para clases de Geometría).

La fotografía de la palmeta de castigo generó algunas reflexiones en el grupo: a) el saber y poder se ejercían en el aula, b) los diseños de objetos de castigo para la escuela suponen algunas interrogantes. El castigo se administraba según faltas cometidas, pero ¿eran compartidas solamente por la tradición oral?

Fotografía tomada por Andrés Meza, estudiante de Educación de la UCAB.

Por otra parte, también vimos la cabina de castigo, utilizada durante la colonia, un especial objeto de estudio. Significaba el aislamiento de un estudiante ante una falta cometida. También era de madera y de pequeño tamaño (ajustada a la estatura de niños). 

Los castigos corporales desaparecieron con el paso del tiempo. Pero, ¿cómo en las escuelas corregimos a los estudiantes? Sin duda, una interrogante para pensar. Hay instituciones educativas con normas de convivencia y una cultura de paz. Vale destacar estas prácticas, pero ¿cuántos de nosotros las compartimos?

El aula y el tiempo

Especialmente el salón resultó una de las preferidas de los estudiantes. Extraordinariamente la disposición de los bancos a los pupitres resume distintas épocas. En principio, se usaba para varios niños. Luego, se le observa una variante. La tabla para apoyar las hojas, contaba con unos agujeros donde se ubicaban los tinteros. Posteriormente, se le identifica un espaldar. Finalmente, se individualiza el diseño. Todos tienen en común la disposición al frente del maestro o maestra como foco de atención, así como la pizarra (con soporte de madera).  

A un lado también encontramos un ábaco con pizarra sobre una base de madera, se disponía cerca de la pizarra. Era usado para las clases de Matemáticas. 

Fotografía tomada por Andrés Meza, estudiante de la Escuela de Educación de la UCAB

Las Escuelas Normales

Uno de los puntos de encuentros en el recorrido lo representó la parada por la Escuelas Normales de Mujeres en Chile, creadas a partir del año 1871. A diferencia de la Escuela Normal de Mujeres en Caracas surgió mucho tiempo después, en el año 1893.

De acuerdo con la revisión de las asignaturas cursadas por los varones y las mujeres en Chile, la dosificación de las ciencias era diferente según el género, este aspecto coincide con las  ofertas educativas en Venezuela (entre los años 1893-1905)[1].

La formación femenina estaba asociada a la preparación para el hogar. Llama la atención entre los objetos presentes en el museo, la máquina de coser para la sección Costura en la clase de labores, así como los implementos de cocina (sartén, mazo, cucharón y tenedores presentes en las cantinas escolares). Estas piezas formaron parte de la Escuela Normal N.º 1 de Niñas.

Vale mencionar que las Escuelas Normales de Niñas ofrecían una enseñanza secundaria. Las jóvenes estudiantes se formaban para enseñar en Escuelas Primarias.


[1] Los lectores pueden revisar los textos:  La señorita maestra y la ciencia en El cojo Ilustrado 1892-1905 pp. 179- 192.  https://ciespal.org/wp-content/uploads/2022/02/CIESPAL-OEI_ANA%CC%81LISIS-Y-REFLEXIONES…TOMO-1.pdf

¿Qué encuentras en el Museo de la Educación Gabriela Mistral?

Un museo no sólo para visitar en grupo a través de recorridos virtuales sino también para la revisión y consulta de materiales: fotografías, libros y artículos de especial interés para educadores y educadoras en Latinoamérica.

Con tan solo revisar las Colecciones y Publicaciones se darán cuenta del trabajo realizado hasta ahora.

El museo conjuga dos enfoques: como espacio para la información y también para el vínculo. Así lo encontramos en una de los textos consultados: “Repensar la función de los objetos dentro de la exposición no implica en ningún caso retroceder…acercándolos a nuestro relato, a través de formas, imágenes, estéticas y decoraciones diversas que los conecten con sus propias emociones, sean éstas placenteras o desagradables”, (Orellana y De la Jara, 2008)[1].                

A través de la web del museo pueden encontrar la opción del recorrido virtual, el cual permite una primera mirada a la infraestructura y las exhibiciones. Para ello, puedes dar clic al enlace https://www.museodelaeducacion.gob.cl/multimedia/recorrido-virtual

Gracias a las guías el enriquecimiento es mayor. Aprendes de historia de la educación chilena y se establece un diálogo con las áreas de conocimiento vinculadas a las cátedras para las cuales incluyes esta experiencia. Por ejemplo, para Pedagogía Comparada resultó de significación.             

Por otra parte, la comunicación es rápida y fluida. Especialmente en este aspecto debo agradecer a la Encargada del Área Educativa del Museo Gabriela Pozo gabriela.pizarro@museoschile.gob.cl y la guía, historiadora Fernanda Martínez; ambas fueron receptivas y atentas a la solicitud de visita.

Gracias por esta grata experiencia al Museo de la Educación Gabriela Mistral y a mis estudiantes por su interés: Andrés Meza, Reinaldo Salazar, Sofía Troconis, Karla Tirado, Alexandra Albornoz, Santiago Tineo y Jennifer Andrea.

Fotografía al finalizar el recorrido. Autoría Andrés Meza, estudiante de Educación UCAB


[2]  Ver texto https://www.museodelaeducacion.gob.cl/sites/www.museodelaeducacion.gob.cl/files/images/articles-25895_archivo_01.pdf

Publicidad