¡1 de los 10!

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Por: Dr. J Jesús Francisco Carpio Mendoza

Periodista y Escritor Científico.

Revista Digital de Divulgación Científica ” Tecnopia.org”.

Tengo 35 años dando clases en los distintos niveles educativos, siendo testigo que vamos de más a menos en agradecimiento hacia los docentes.

El formar estudiantes en tiempos de cambio, en aristas cambiantes y actualizables, que van desde el 1.0 hasta el 5.0 o más, ya no es fácil; sin embargo, como docentes, nuestra labor también ha sido minimizada, desvalorada, de ser una habilidad dura la han cambiado a blanda.

“Dar clases”, “es fácil”, dicen siempre; pero en las últimas semanas, son 5 los docentes que se han despedido por no atender como debe ser a los grupos; el poner una calificación en las listas sin conocer quien está en activo o baja dice mucho de la interacción con los grupos, sume esto a la puntualidad, la preparación del material a mostrar, el estudio de caso, o los objetivos a cubrir en la sesión, es trabajo del docente.

También tenemos la otra parte, donde el estudiante busca la opción del “mínimo esfuerzo” para aprobar, asistir o que se le excuse de una tarea no entregada.

Las modalidades de estudio han evolucionado en 35 años de trabajo docente: de un sistema a distancia, por correspondencia, a uno virtual, de semestres a cuatrimestres; semanal por sabatino o dominical; y lo más importante que nadie cuestiona… la actualización de los planes de estudio.

Cada uno tiene sus ventajas y desventajas, en donde el análisis de cada modalidad da mucho material para escribir otro artículo.

Las generaciones egresan, ocupan un lugar ante la sociedad, pero durante 4 años de carrera somos testigos silenciosos de su avance, muchas veces se les complica la vida familiar, lo social, laboral o el estudiar, al grado de querer abandonar la carrera, no encontrar la solución que ellos desean, de estar contra reloj para ocupar un puesto que añoran, y con él la percepción económica que aspiran.

Siempre ocurre lo mismo, buscan consejo en el docente que más confianza tienen, siendo interesante escucharlos, la exposición de sus ideas; en donde al retroalimentarlos, además de cuestionarles sobre que van a hacer o su plan de acción, toma forma de vector (origen, dirección, sentido y magnitud), para llegar a la ansiada solución.

En otras ocasiones, la llamada por teléfono (donde el misterio sigue, ¿cómo consiguen el número celular?), para consultar sobre una calificación, o pedir una oportunidad para mejorar la calificación, prometiendo que no se repite el error, de ponerle más ganas al tema entre otras cosas que suelen mencionar.

Pero una realidad latente y bíblica mencionada en una parábola es, “Solamente uno regresa a decir: muchas gracias” en el mejor de los casos.

Ante todo, esto ¿en qué momento los padres de familias les enseñan a agradecer?, o ¿Es una obligación por ser docente?

Hubo un momento en la historia personal, donde invitábamos a los profesores a la graduación; una forma de agradecer por sus enseñanzas, algunos por sus agendas no podían, manifestando con un abrazo el que hayan sido tomados en cuenta, por otro lado, los que asistían podían escuchar en el discurso final las palabras que redactaba el estudiante para cada uno de ellos.

Siempre tengo presente una parábola de los 10 leprosos narrada por el evangelista San Lucas; inicia con 10 hombres que salen al encuentro de Cristo, gritándole que tenga compasión de ellos, les respondió “vayan ante los sacerdotes”, y durante el camino fueron quedando limpios; al ver esto un samaritano se regresó a dar gracias.

¿Acaso no eran diez?, ¿y los otros nueve?

La introspección es dura, la reflexión un poco más, y ponerla en acción, es de mucha convicción.

En mi caso en particular, cuando terminé la carrera, se me solicitó dar las palabras de agradecimiento a los profesores que participaron en mi formación y si mi memoria no me falla, en 1993 iniciaba así “Es de toda persona educada agradecer a quienes fueron sus profesores, el tiempo, esfuerzo, conocimientos y dedicación en mi formación profesional, siendo parte de mi vida 4 años, aprendiendo no solamente dentro del aula, sino también fuera de ella, lo que no viene en los libros… su Gran Calidad Humana”.

Es triste enterarse en redes sociales de las graduaciones de los estudiantes “Foto para el Facebook”, son sentimientos encontrados de felicidad y el no terminar el entender ¿por qué?; algunas personas dirían, “no te fijes”, ” cosa de muchachos”; pero en realidad no son tan muchachos, son personas con responsabilidades, con ocupaciones, a quienes les dedicamos nuestro tiempo.

Las disculpas inician con las llamadas por teléfono; “se les pasó”, “la emoción”, “el tiempo les ganó”, las redes sociales se les olvidaron, pero, palabras más, palabras menos.

No entiendo, pero en lo personal, demostramos la educación dada por mis padres y profesores, cada vez que me encuentro con los que me formaron, al saludarlos y recordarles “Profesor: Gracias por sus enseñanzas, ya que lo que soy, en parte es por Usted”.

Así cómo evoluciona la tecnología, y nos comunicamos con personas que están muy distantes, estableciendo nuevas redes de participación; no nos alejemos del que está al lado; “del prójimo”, “el próximo”, las buenas enseñanzas sean de casa o escuela deben estar siempre presentes, en todas las generaciones; recordemos que los buenos modales son como las puertas: abren oportunidades o, las cierran.

El “Gracias 4.0” a dar, no sea vía whats app, msm, a través del Facebook, Twitter, o demás redes sociales, regresemos a demostrar que tenemos “Calidad Humana”, dándole el lugar que le corresponde al docente con acciones, mostrando los sentimientos humanos, la educación recibida en casa; qué sea palpable que el tiempo invertido en Usted fue para bien; ojalá sea uno de los diez que sí regresó a decir “Gracias”.

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