10 de Mayo, día de las madres.

30

Por Arturo Vásquez Urdiales

10 de Mayo, día de las madres

En el laberinto de las palabras, donde los sueños se entrelazan con la realidad, emerge el Día de la Madre como una melodía etérea, una sinfonía de amor que danza en los corazones de todos los que han sido bendecidos con el dual regalo de la maternidad:

Felicidades a ellas por dar vida, el único vehículo conocido para que el ser humano ingrese en el planeta tierra. A todos por ser vida.

Madres he hijos por graduarse el mismo dia.

¿Por qué el 10 de mayo, te preguntarás, se convierte en el lienzo donde pintamos nuestros más profundos sentimientos hacia nuestras madres en México?

La respuesta se encuentra en el firmamento de la historia, donde las estrellas de la tradición se alinearon para consagrar este día como sagrado, como un altar donde depositamos nuestras más sinceras gratitudes hacia aquellas que nos dieron la vida.

Este 10 de Mayo, las palabras se convierten en pétalos de rosas, delicados y perfumados, que caen suavemente en el corazón de cada madre, recordándoles su eterna belleza y su inigualable amor. En cada línea, se teje un tapiz de emociones, un canto de gratitud que fluye como un río serpenteante hacia el mar de la maternidad. Es un poema dedicado a la mujer que nos dio la vida, que nos sostuvo en su vientre como un océano de ternura, que nos enseñó a caminar con pasos firmes y nos abrazó con la fuerza de mil tempestades.

La reflexión nos sumerge en las profundidades del alma materna, un océano infinito de amor y sacrificio, donde cada ola es un susurro de aliento y cada corriente es un abrazo que nos envuelve en su cálido regazo. Las madres, como bien se expresa en estas letras hipnóticas, son las guardianas de nuestros sueños, las constructoras de nuestros castillos de arena, las magas que transforman lágrimas en sonrisas y temores en valentía.

En las líneas delgadas de la vida, se despliega un jardín de metáforas, donde las madres son las flores más hermosas, cuyos pétalos de amor y paciencia desprenden una fragancia embriagadora que llena el aire de dulzura y gratitud.

Cada palabra es una semilla plantada en el jardín del corazón, cada frase es un rayo de sol que ilumina nuestra existencia, recordándonos que el amor materno es el faro que guía nuestros pasos en la oscuridad.

En este día de celebración, más que una simple fecha en el calendario, se nos invita a sumergirnos en el océano infinito del amor maternal, a navegar por sus aguas cristalinas y a dejarnos llevar por la corriente de ternura y gratitud.

A todas las madres, presentes y ausentes, se les envía un abrazo etéreo, un beso celestial y el más profundo agradecimiento por su inquebrantable amor y su inagotable sacrificio.

En el eco de este amor de sus hijos, amadas mamacitas, resonamos como las notas de una melodía celestial, un himno de amor que eleva nuestras almas hacia las alturas, donde las madres se convierten en estrellas que brillan con luz propia, iluminando nuestro camino en la oscuridad. Hoy y siempre, en las letras hipnóticas de este apunte diario, honramos a las madres, las reinas de nuestros corazones, las musas que inspiran nuestros sueños, las guardianas de nuestro amor más puro y eterno.

Muchas gracias queridas Mamas, gracias por la vida y la vida misma.

Arturo

10 de mayo de 2024

Urdiales Zuazubizkar fundación de letras hipnóticas A.c
©®

Querido lector le invitamos a compartir esta columna y fomentar la buena lectura

Publicidad