Dos retos y una pregunta: Agua y Electricidad en el siglo XXI; ¿Cuánta corriente eléctrica se usa para generar la I.A.?

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Domingo caluroso, cielo azul, las nubes parecen difuminadas en el cielo bailan con el viento en singular armonía, y el canto de los pájaros hacen un día increíble visto desde el balcón de la casa.

Sin embargo, en este artículo, planteo dos retos para el siglo XXI, los más usuales que pasan desapercibidos hasta que llega el recibo indicando el pago del servicio: el agua y la electricidad.

Un virus, fue capaz de frenar la economía en los distintos continentes durante meses en un confinamiento voluntario, en donde la tecnología nos permita estar en contacto con nuestros amigos, colegas y familiares, la distancia se reducía a un click; en donde el mundo de lo virtual fue parte de nuestra vida.

¿Pero qué ocurriría si, el agua y la electricidad se agotaran?

El agua y la corriente eléctrica son dos recursos fundamentales para la vida moderna, y su demanda a nivel mundial ha ido en aumento en las últimas décadas. La importancia de ambos recursos radica en su papel esencial en el funcionamiento de diversos sectores económicos y en la vida cotidiana de las personas.

El agua es un recurso natural vital para la supervivencia de todos los seres vivos en la Tierra. Sin embargo, a pesar de que el planeta está cubierto en un 70% por agua, solo una pequeña fracción de esta es agua dulce y accesible para consumo humano. La creciente población mundial, el cambio climático y la creciente urbanización han generado una mayor presión sobre los recursos hídricos, lo que ha llevado a una mayor demanda de agua en diferentes sectores como la agricultura, la industria, el turismo y el consumo doméstico.

En este sentido, la gestión sostenible del agua se ha convertido en un desafío importante para los gobiernos y las organizaciones internacionales, que buscan garantizar el acceso equitativo y seguro al agua potable para todos. Además, la escasez de agua en muchas regiones del mundo ha llevado a la búsqueda de soluciones innovadoras, como la desalinización del agua de mar, el reciclaje de aguas residuales y la captación de agua de lluvia, para satisfacer la creciente demanda de agua.

Por otro lado, la corriente eléctrica es un recurso indispensable en la sociedad moderna, ya que es necesaria para el funcionamiento de la mayoría de los dispositivos electrónicos y electrodomésticos que utilizamos a diario. La demanda de electricidad ha aumentado significativamente en las últimas décadas debido al crecimiento de la población, la expansión de la industrialización y el desarrollo tecnológico.

La generación de electricidad se hace principalmente a partir de fuentes no renovables como el carbón, el gas natural y el petróleo, cuya extracción y quema tienen un impacto negativo en el medio ambiente, generando emisiones de gases de efecto invernadero y contribuyendo al cambio climático. Por esta razón, la transición hacia fuentes de energía renovable como la energía solar, eólica, hidroeléctrica y geotérmica se ha convertido en una prioridad para muchos países que buscan reducir su dependencia de los combustibles fósiles y mitigar el cambio climático.

Además, la digitalización de la economía y la sociedad ha aumentado la demanda de electricidad, ya que cada vez más actividades y procesos dependen de la tecnología. El uso de la inteligencia artificial, el Internet de las cosas y la computación en la nube requiere una gran cantidad de energía eléctrica, lo que ha impulsado la construcción de centrales eléctricas y redes de distribución más eficientes y sostenibles.

A manera de resumen de este primer punto podemos decir: que el agua y la corriente eléctrica son dos recursos fundamentales cuya demanda mundial está aumentando debido a factores como el crecimiento de la población, la urbanización, el cambio climático y el desarrollo tecnológico. La gestión sostenible de estos recursos se ha convertido en una prioridad para garantizar un acceso equitativo y seguro a agua potable y energía eléctrica para todos, al tiempo que se minimiza su impacto en el medio ambiente. Es necesario promover la eficiencia en el uso de estos recursos, fomentar la adopción de tecnologías limpias y renovables, y promover la conciencia y la educación sobre la importancia de la conservación de agua y energía para asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.

Veamos cada uno de esto elementos por separado, iniciemos con el Agua; un problema que ya tiene mucho tiempo en las agendas de todos, cuyos resultados no son los suficientes en algunos países donde no hay agua al día de hoy.

El agua es un recurso vital para la vida en la Tierra. Sin embargo, su disponibilidad no es infinita y en muchas partes del mundo la escasez de agua se está convirtiendo en un problema cada vez más grave. En algunos países, la sequía es una realidad constante que afecta a millones de personas y pone en peligro la seguridad alimentaria y la salud de la población.

En muchas regiones del mundo, la escasez de agua se debe a factores como la sobreexplotación de acuíferos, el cambio climático, la deforestación y la contaminación de fuentes de agua. En países como Somalia, Yemen, Etiopía, Sudán del Sur o Sudán, la sequía es un problema crónico que ha causado crisis humanitarias y hambrunas recurrentes. En estas regiones, la falta de acceso a agua potable y a sistemas de saneamiento adecuados ha contribuido al desarrollo de enfermedades como la diarrea, el cólera y el dengue, que están causando la muerte de miles de personas cada año.

Ante esta situación, es urgente que los gobiernos y la comunidad internacional tomen medidas para garantizar el acceso a agua potable y segura a toda la población. Es necesario invertir en infraestructuras de captación y distribución de agua, en sistemas de tratamiento de aguas residuales, en proyectos de reforestación y en programas de concienciación sobre la importancia de la conservación de los recursos hídricos.

Además, es fundamental promover prácticas agrícolas sostenibles que reduzcan el consumo de agua y la erosión del suelo, así como fomentar el uso de tecnologías eficientes en el uso del agua en la industria y en el hogar. La gestión integrada de los recursos hídricos y la colaboración entre países en la gestión de cuencas transfronterizas también son clave para mitigar los efectos de la sequía y garantizar la sostenibilidad del recurso hídrico a largo plazo.

En cuanto al cambio climático, es importante que los países adopten medidas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero y mitigar los efectos del calentamiento global sobre el ciclo del agua. La adopción de energías renovables, la mejora de la eficiencia energética y la promoción de prácticas sostenibles en sectores como la agricultura y la industria son medidas prioritarias para combatir el cambio climático y preservar los recursos hídricos del planeta.

En definitiva, la escasez de agua es un problema global que requiere una respuesta mundial coordinada y urgente. Los países deben trabajar juntos para garantizar el acceso equitativo y sostenible al agua, proteger los ecosistemas acuáticos y promover un uso responsable y eficiente de este recurso vital. Solo así podremos asegurar un futuro sostenible para las generaciones venideras.

Imaginemos ahora un escenario hipotético en donde nos faltarán estos dos elementos en el planeta, teniendo toda la tecnología que conocemos y sus repercusiones.

Un mundo sin agua es una realidad que siempre ha sido difícil de imaginar, ya que el agua es un recurso vital para la existencia de la vida en la Tierra. Sin embargo, en un escenario hipotético en el que nos encontremos en un mundo sin este recurso tan fundamental, las consecuencias serían catastróficas y tendríamos que recurrir a soluciones inmediatas para sobrevivir.

En un mundo sin agua, la vida tal como la conocemos se vería severamente afectada. La falta de acceso al agua potable para beber, cocinar, lavar y otros usos básicos crearía una situación de emergencia en la que la supervivencia de la población estaría en riesgo. Además, la escasez de agua afectaría a la agricultura y a la producción de alimentos, lo que llevaría a una crisis alimentaria a nivel mundial.

En este escenario de crisis, la tecnología y la internet jugarían un papel crucial en la búsqueda de soluciones inmediatas para garantizar la supervivencia de la población. A través de la tecnología, se podrían desarrollar sistemas de desalinización del agua de mar para obtener agua potable, así como sistemas de recolección y almacenamiento de agua de lluvia. Además, se podrían implementar tecnologías de reutilización del agua para maximizar su uso y minimizar el desperdicio.

La internet también sería fundamental en la coordinación de esfuerzos y recursos para hacer frente a la crisis del agua. A través de la internet, se podrían compartir información y buenas prácticas para la gestión del agua, así como coordinar la distribución de recursos entre las comunidades afectadas. La internet también sería un medio para sensibilizar a la población sobre la importancia de cuidar este recurso y fomentar hábitos de consumo responsable.

Sin embargo, la falta de corriente eléctrica en un mundo sin agua complicaría aún más la situación, ya que muchas tecnologías dependen de la electricidad para su funcionamiento. En este sentido, se podrían explorar soluciones alternativas como el uso de energías renovables como la solar o la eólica para garantizar el suministro de energía necesario para las tecnologías de gestión del agua.

En conclusión, un mundo sin agua sería una realidad desoladora que requeriría de soluciones inmediatas y coordinadas para garantizar la supervivencia de la población. La tecnología y la internet jugarían un papel crucial en la búsqueda de soluciones para hacer frente a esta crisis, pero también sería necesario repensar nuestros hábitos de consumo y adoptar prácticas sostenibles para preservar este recurso tan fundamental para la vida en la Tierra. La colaboración y la solidaridad entre las comunidades serían clave para superar esta crisis y construir un mundo más resiliente frente a los desafíos del cambio climático.

Nos queda una pregunta por responder, ¿Cuánta corriente eléctrica se usa para generar la I.A.?.

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