Apunte diario sobre letras HIPNÓTICAS

07 de mayo de 2024

Por Arturo Vásquez Urdiales

Los talismanes del augurio

Leyenda Azteca.

En los tiempos antiguos, cuando el sol dorado acariciaba las piedras ancestrales de Tenochtitlan y los susurros de los dioses se mezclaban con el murmullo de las aguas, la leyenda de los Talismanes del Augurio resonaba en los corazones de los aztecas como el eco eterno de la sabiduría ancestral.

En el corazón de la ciudad y reino de Texcoco, reinaba un héroe indomable, cuyo nombre evocaba el coraje de mil guerreros y la astucia de los dioses: Netzahualcóyotl, el rey poeta, el rey de Texcoco, el sabio guerrero de los valles y los ríos. Bajo su mando, la grandeza del imperio, incluso de Tenochtitlán se alzaba como una montaña imponente, sus calles bullían con la energía de un pueblo orgulloso y sus templos se erigían como testigos de la gloria de los dioses.

En los valles de Texcoco, Netzahualcóyotl reinaba y cantaba, poeta y monarca, sabio y venerable. Su pluma trazaba versos de sabiduría, sus palabras como joyas en la corona de la historia. Con respeto y admiración, la Raza de Bronce le honra: su legado es eterno.

En los campos de batalla, Netzahualcóyotl emergía como un coloso, con la fuerza de un león y la astucia de un jaguar. Su macuahuitl brillaba con la luz del sol, su corona de plumas ondeando triunfante en el viento. Con valentía y nobleza, defendía su reino con fiereza implacable.

Pero en los rincones más oscuros de la ciudad Estado de Texcoco, la envidia y la traición conspiraban para derribar al rey justo de su trono dorado. Tlaloc, el señor de las tormentas y las aguas, envidiaba la grandeza de Netzahualcóyotl y tramaba su caída. Con sus artimañas y engaños, desató su furia sobre la ciudad, enviando tormentas y desastres naturales para desgarrar el tejido mismo del reino.

En la hora más oscura de su reinado, Netzahualcóyotl recordó la sabiduría de los Talismanes del Augurio, reliquias ancestrales que habían sido forjadas en los fuegos del cosmos y grabadas con los secretos del universo. Con cada amanecer y cada atardecer, contemplaba los talismanes, encontrando fuerzas en su mensaje eterno de esperanza y perseverancia.

Con la determinación de un león y la astucia de un jaguar, Netzahualcóyotl desafió a Tlaloc a un duelo de titanes en los campos de batalla, enfrentando las tormentas y los truenos con valentía y nobleza. La batalla que siguió fue como el choque de dos mundos, una danza de relámpagos y lluvias que sacudió los cimientos del universo azteca, con una gran estocada, el Rey Poeta hirió a Tlaloc, y sus gigantescas aguas llenaron los valles y las hondonadas, se formó así el lago de Texcoco.

Con cada golpe que recibía, con cada herida que sufría, Netzahualcóyotl recordaba la lección de los Talismanes del Augurio, encontrando fuerzas en su mensaje eterno de esperanza y perseverancia. Y así, después de una batalla que duró días y noches, emergió victorioso, su corona de plumas resplandeciendo bajo la luz del sol y su espada brillando con la fuerza del espíritu humano.

En lo más profundo de la noche, mientras las estrellas brillaban con renovado esplendor sobre Texcoco y Tenochtitlan, la leyenda de Netzahualcóyotl y los Talismanes del Augurio se convertía en un símbolo eterno de la fuerza del espíritu humano, una lección de coraje, sacrificio y sabiduría que perduraría por generaciones, recordándonos que incluso en los momentos más oscuros, la luz de la esperanza nunca se apaga.

Y así, como el eco lejano de un sueño olvidado, la voz de Tlaticue, la diosa madre, resonaba en el corazón de Netzahualcóyotl, recordándole la verdad eterna de los Talismanes del Augurio:

El Divino Talismán, Por el lado de la adversidad tiene la insigne y eterna leyenda:

“Esto también pasará”.

El Divino Talismán, por el lado de la gloria, el éxito, el reinado, la abundancia, el infinito poder, la riqueza inmensurable, el triunfo y las coronas de aquellos poderosos reyes, tiene la siguiente leyenda:

Esto también pasará.

_En los valles de la gloria, las rosas florecen, su fragancia embriaga el aire con promesas de eternidad. Pero bajo la sombra de la derrota, los jazmines marchitan, recordando la fugacidad de la vida. “Esto también pasará”, susurra el viento, llevándose consigo tanto los triunfos efímeros como las penas abrumadoras.

En cada amanecer y cada atardecer, en cada batalla ganada y cada adversidad superada, la lección se repetía una y otra vez, recordándole al rey guerrero que la grandeza es efímera y la humildad es eterna.

Sicomoros que hacen oboes:

Reflexión

En el corazón de la leyenda azteca de “Los Talismanes del Augurio” yace una profunda reflexión sobre la naturaleza efímera de la grandeza y la eternidad de la sabiduría. Para los aztecas, esta historia simbolizaba la idea de que todo en la vida, ya sea el éxito o la adversidad, es transitorio. Los Talismanes del Augurio, forjados en los fuegos del cosmos y grabados con los secretos de la eternidad, representan la sabiduría ancestral que trasciende el tiempo y el espacio.

En la cosmovisión azteca, la voz de Tlaticue, la diosa madre, resonaría con la verdad eterna de que “Esto también pasará”. Esta frase encapsula la idea de que, aunque los tiempos oscuros puedan parecer interminables, siempre hay luz al final del túnel. Nos recuerda que las adversidades son temporales y que la verdadera grandeza reside en la capacidad de mantener la esperanza y la perseverancia incluso en los momentos más difíciles.

Esto también pasará

Así, la leyenda de “Los Talismanes del Augurio” nos enseña a abrazar la impermanencia de la vida con humildad y valentía, y a encontrar consuelo en la sabiduría eterna que trae la esperanza y la fortaleza para superar cualquier desafío que enfrentemos.

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URDIALES Zuazubiskar fundación de Letras hipnóticas A.C.
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Esto también pasará🤔👑🤔👑🤔👑🤔

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